El Alzheimer no borrará todos mis recuerdos
El Alzheimer no borrará todos mis recuerdos
Con este poema despedí a mi yayo a principios del 2020, a pesar de la distancia que nos separaba, supo siempre que en mi corazón estaba.
Postrado en esta cama rebusco historias en mi alma
Sin movilidad, e imposibilitado a decir tan siquiera una palabra,
Me limito a hacer gestos y señas con la mirada,
Para pedir comida o hacer alguna payasada.
¡Oh mi Dios qué alegría me daría poder reconocer siempre a mi familia!
Pero este bendito Alzheimer cada día me debilita
Hoy estoy acabado en una cama
A más de siete mil kilómetros de mi casa.
Nací en España en un rincón muy especial,
Aunque mi memoria no me ayuda,
El Rincón de Ademuz siempre en mis recuerdos está,
Junto a su buen vino y deliciosas uvas
Que con su aroma desde niño me logró impregnar
Viví en una casa humilde, tres hermanos, una madre amorosa y un padre muy firme,
No obstante, mis deseos se deleitan con el recuerdo de mi tierra
Jugando con mis hermanos por las praderas
Nadando entre dos ríos que se entremezclan.
El Turia y el Hebrón, hicieron estragos en mi corazón
Pescando, jugando e injertando como niño fui madurando.
Los libros no eran mi fuerte, aunque éramos vecinos de un pueblo con ese mismo nombre,
El estudio llegó a mi vida, mientras que otras cosas yo prefería,
Más de una vez me dieron zarpazos
Los cuales no me ayudaron a querer la escuela,
Pero con mano firme y disciplina, pude superar esa pesadilla.
Un día común y corriente, estaba a punto de pasar algo sorprendente
Aburrido en clase estaba, cuando algo se escuchó de repente
Bendito sea el creador, que me dio un hermano fuerte y con valor,
Gracias a él y a todos en el salón logramos salir a tiempo de semejante explosión
Una bomba del cielo cayó, destruyendo parte de mi salón
Y aunque viví para contarlo, el tímpano izquierdo hasta ese día me llegó
Un poco sordo quedé, pero eso no me impediría proceder
Aquel 26 de noviembre del año 1938
Hoy, restos de aquel bombardeo, permanecen entre nosotros
Siempre lo recuerdo porque, a medias, ese acontecimiento me dejó sordo.
Los años pasaron, y conocí al amor de mi vida,
Hermosa y trabajadora, una mujer modesta y sencilla
La situación en España no estaba bien
Por lo que decidí partir a Venezuela, una tierra que, decían, tenía mucho que ofrecer
Días y semanas pasaron, mientras este viajero esperaba ansioso en su barco
Aunque nadie me esperaba en el puerto
Allá a lo lejos, en la ciudad madre, en un pueblo pequeño,
Algunos familiares y amigos me acogieron.
Mi matrimonio se celebró en España sin mi presencia
Pero la vida a veces te da lo que necesitas y no lo que esperas,
Festejaron sin mí, aunque haya sido poca cosa, lo maravilloso es que tenía una bella esposa
Valiente como ninguna decidió emprender, a la pequeña Venecia del Caribe también
Entre cartas y notas nos comunicábamos,
Aun así, mis palabras se quedaron cortas cuando la vi desembarcando
Con el entrecejo arrugado, típico de ella, pero contenta de ver a su amado.
Mis deseos de regresar a España fueron cada vez más escasos,
Cuando del vientre de mi mujer a mi tercer hijo estaba esperando
Ella deseaba regresar, yo sólo quería buscar estabilidad
Gracias a la uva mantuve a mi familia
Hice vino y experimenté diferentes formas e injertos
Lo que me llevó a conseguir aquello que hoy tengo
Dicen que los años el matrimonio deterioran
Es verdad, los sabios no se equivocan,
Pero, aunque el Alzheimer ya me habían detectado,
Lloré mucho cuando la vida te separó de mi lado
Emigrantes españoles fuimos, pero en una familia venezolana nos convertimos
A tu lado estuve siempre, en esta aventura sin precedentes
Un 14 de enero cerraste los ojos para siempre
Por muy avanzada que esté mi enfermedad tu recuerdo permanecerá latente.
Y así me fui deteriorando, al punto que no movía ni mis labios
Mientras cuento este relato, solo me comunico tartamudeando
Agradecido estoy con mis hijos, que estuvieron conmigo mientras ni siquiera me movía
Aunque a veces no recuerdo sus nombres,
Algún día les agradeceré desde el cielo, lo que hicieron por este hombre
Ahora tengo noventa y tantos años
No es importante, porque en la cama quedé postrado
Cada vez empeorando, pero dentro de mi feliz y sollozando
Aunque en otra tierra pereceré
Los hijos de mis hijos ahora llevan mi bandera
Nacidos con orgullo en Venezuela
Hoy la mayoría de ellos en España prosperan
Y aunque hoy 18 de marzo mi último respiro haya dado
En el espíritu de mis nietos mis enseñanzas han quedado
No estudié lo que me hubiera gustado,
Pero gracias a todo mi esfuerzo, uno de ellos hoy escribe mi relato.
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