¿Podrán los partidos acabar con las arremetidas de la antipolítica?
¿Podrán los partidos acabar con las arremetidas de la antipolítica?
Sólo los partidos políticos capaces de reconocer al ciudadano como un verbo, en lugar de un sustantivo, serán capaces de sobrevivir a las arremetidas de la antipolítica.
La política engloba todo aquello que nos rodea en una determinada región geográfica. Si la comparamos con una producción cinematográfica, lo primero que debemos reconocer es que, queramos o no, todos formamos parte del mismo guión, quizá unos con más participación que otros, incluso a algunos les tocará trabajar tras bastidores, mientras otros serán la imagen del filme, pero el resultado final es el reflejo de lo bien engranadas que estén todas las piezas.
Asimismo, si llevamos esto al terreno político tenemos a los actores, que son los líderes que vemos en los medios de comunicación o las figuras más representativas de los partidos, pero, aunque son éstas las caras más conocidas, la realidad es que detrás de todo ello hay muchísimas personas que desde sus comunidades, barrios, distritos, sectores, comunidades autonómicas, etc… respaldan con criterio propio y mucho trabajo a estos protagonistas.
En este artículo, quiero destacar qué es la antipolítica y por qué es importante combatirla por medio de las diferentes coaliciones que representan las corrientes de pensamiento político en todos los terrenos.
La antipolítica, según el politólogo Moisés Naím (2022):
"Se trata de una poderosa fuerza centrífuga quedeshace la capacidad de las viejas élites de gobernar y preparael terreno para unas fuerzas centrípetas que quienes aspiran aconvertirse en autócratas pueden aprovechar para volver aconcentrar el poder, esta vez solo en sus manos."
La antipolítica es lo opuesto a la política, es una fuerza que acaba con todos los protocolos de diplomacia y normas de conducta establecidos durante años por los líderes en su afán de transmitir su mensaje a las diferentes audiencias. Es una fuerza abrazadora que persigue objetivos personales lejos de hacer frente a los intereses de los ciudadanos.
¿Por qué debemos evitar este fenómeno a toda costa y cuál es la verdadera amenaza?
De la antipolítica emergen los cimientos que sostienen el autoritarismo. Personas que son más bien guiadas por su afán de alcanzar el poder, que de gobernar.
Podemos identificar a un autócrata por medio de las denominadas "Tres Pes" de Naím, las cuales son: Populismo, Polarización y Post verdad. Una persona que se vende así mismo como la voz única del pueblo y que pretende "acabar" con los abusos y la corrupción, al mismo tiempo que está rodeado de escándalos mediáticos, es muy probable que estemos frente a un autócrata de las tres pes.
Debemos ser cada vez más críticos en los asuntos públicos, ser parte importante de las decisiones del Estado, porque ese letargo político que sienten las personas cuando están fatigados de ver los mismos partidos, discursos o pensar que todos son corruptos, es lo que da paso a éstos seres de ofrecernos soluciones efímeras con la intención de absorber y mantener el poder.
Los partidos políticos se forman partiendo de estructuras, liderazgos, ideales, sea cual sea la tendencia, color o perspectiva, los partidos políticos al igual que una pintura, su misión es pintar sobre el lienzo y manifestar que existen diferentes pensamientos, que los colores están allí para identificar a aquellos que respaldan una idea opuesta a la de otros, no para ser señalados o catalogados de oponentes, al final todos conviviendo en un mismo espectro el resultado final es apreciado por todos en su total majestuosidad.
La política, al igual que un juego de ajedrez, es estrategia colaborativa. Una pieza importante no puede implementar una ataque sin el movimiento de los peones, mientras que los peones no podrían ganar la partida si prescinden de las otras piezas. Al final, tienen que aprender a convivir unas con otras si quieren ganar la partida. Así son los partidos, deben existir, pero deben estimular más el compromiso y la participación ciudadana. Las personas no deben ser espectadores o simple electores, éstos deberían ser más bien colaboradores.
Para finalizar, respondo a la interrogante que planteo en el título de este artículo. Los partidos sí pueden hacer frente a la antipolítica, y deben hacerlo, no sea que este fenómeno se convierta en el modelo de referencia con el cual alcancen el poder los futuros líderes y se adhieran a él, de tal forma, que no haya manera de relevarlos por medios democráticos.
La libertad es un tesoro que ha costado mucha sangre a lo largo de la historia, y es deber de todos protegerla de la tiranía.
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